sábado, 25 de septiembre de 2010

LOS GAITEROS DE SAN JACINTO "COL"



La música de los Gaiteros, la cual es autóctona de la costa Caribe de Colombia, es la forma original y tradicional de la cumbia, y la raíz de la cumbia moderna, una de las formas musicales más populares en Latino América actualmente.

Esta música, la cumbia folclórica original, se remonta a los tiempos de Simón Bolívar, en los inicios de los años 1800, y quizá más. Es una fusión de influencias indígenas y africanas, la cual se toca con dos gaitas (macho y hembra) y una maraca, ambas de ancestría indígena, y tambores africanos provenientes de los descendientes de los esclavos de origen africano que pasaron por esta costa. Las inolvidables melodías que aun son comunes en las culturas Kogi y Cuna, se tocan por dos gaitas en contrapunto la una a la otra, y son complementadas por el hipnotizador ritmo del "llamador" (un tambor pequeño), las alegres y complejas improvisaciones de los otros dos tambores, y los elaborados ritmos de la maraca. Uno de los gaiteros toca la gaita con una mano y con la otra la maraca al mismo tiempo con gran destreza y agilidad. Sus labios solo sueltan la gaita para cantar.
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En el pasado, hubo muchos grupos de gaiteros que tocaban cumbia a través de la costa Caribe Colombiana. Al pasar de los años, la cumbia con letras incluidas, evolucionó al punto de incluir acordeón y más tarde instrumentos electrónicos y orquestación completa. La cumbia orquestada, es decir la cumbia moderna, es escuchada en Sur y Centro América y México, y en los Estados Unidos por millones de Hispanos. La cumbia orquestada, con su ritmo encantador, es música bailable que se toca en clubes, fiestas, e incluso en millones de hogares. Sin embargo, recientemente con la muerte de los Gaiteros mas viejos, la tradición de la gaita pareciera perderse debido a que los jóvenes parecen estar interesados en formas musicales populares que son promovidas en la radio como la salsa, la cumbia orquestada, y aun el rock and roll.
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A pesar de esto, en los últimos años ha habido un resurgir en el interés por la herencia musical de esta música. Muchos jóvenes han tomado las gaitas, maracas y tambores, pero todavía, aún en Colombia, hay mucha gente que no conoce las raíces de la música que se escucha actualmente.

musicos:
A pesar que hay y hubo otros grupos de gaiteros, el grupo que se hizo llamar Los Gaiteros de San Jacinto no tendrá nunca comparación alguna. Sin embargo, Toño Fernández, uno de los miembros originales de aquel grupo, y los otros músicos, vivieron en completa pobreza, sin reconocimiento alguno, y muchas de sus composiciones fueron pirateadas en varias ocasiones por orquestas populares.

antonio fernandez:
Nació en San Jacinto en la calle Miraflores. Su verdadero nombre es Miguel Antonio Hernández Vásquez. Es el folclore Sanjacintero en sí.
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Se crió en una región de san Jacinto llamada La Piñuela. Tenia aproximadamente 8 años cuando vió por primera vez una gaita, la sonaba Manuelito Lora y había sido fabricada por Juan Meléndez a quien llamaban: “Juan Jurumiga”. Este instrumento lo embrujó y desde ese mismo momento vivió pensando y soñaba a todo momento poseer uno. Pasaba el tiempo y en la cabeza de aquel niño, se mantenía viva la imagen de aquellos “palos con cera” que sonaban como trompetas celestiales. Es así como un día cualquiera le hace un negocio a “Jurumiga”, cambiándole una “carga” de ñame por un par de gaitas. Luego un primo suyo, Ramón Barreto le dió las primeras lecciones, todo a escondidas de su papá pues el “viejo” se oponía, por tal motivo se vió en la necesidad de esconder el par de gaitas en un “bulto” de palma y así se mantuvo la situación por muchísimo tiempo pues seguía recibiendo instrucciones a escondidas por parte del Mono Tobías y de otro llamado José Camargo.
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Cuando el papá descubrió esto ya el maestro sabia tocar y además tenía mucho “garbo” para cantar, e improvisaba de manera magistral; puede asegurarse sin temor a equivocación que ha sido el más grande decímero que ha tenido San Jacinto y el mundo.
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La gaita era corrida y el maestro Toño le hizo una innovación, pues comenzó a ponerle letra y a cantarla. Fue jefe del conjunto de gaita más auténtico del mundo y ha tocado con los mejores gaiteros de la tierra como Juan Lara, Mañe Mendoza, Mañe Cerpa, Gregorio Julio y otros hembreros más.
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Adquirió fama; entonces el intelectual, periodista y escritor Sanjacintero Clemente Manuel Zabala, lo puso en contacto con los hermanos Zapata Olivella, cuyas propuestas lo conducen en compañía de Pedro Nolasco Mejía, Juan y José Lara a realizar giras de divulgación folclórica por toda Colombia, luego por Francia, España, Alemania, Rusia, china, Japón, Centroamérica y Nueva Cork.
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Estando en España “Los Gaiteros de san Jacinto”, participaron en el Festival Internacional Folclórico en Cáceres, compitiendo contra 203 conjuntos de países europeos, africanos y de muchas regiones de España, logrando ocupar el primer puesto.
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En México, por una invitación que hizo este país a un grupo folclórico Colombiano participaron en la Olimpiada Cultural que se organizo en el año 1968 con motivo de la celebración de los Juegos olímpicos. Se presentaron 108 conjuntos de igual cantidad de naciones pertenecientes a los 5 continentes y con “Candelaria y “La Maestranza”, ambas del maestro Toño Fernández, se ganaron con ellas la medalla de oro olímpica. Por esas cosas que tiene la vida, después de más de 40 años de andar juntos se separa de los Hermanos Lara y organiza su conjunto con Mañe Mendoza, Gabriel Torregrosa y Nicolás Hernández, entre otros.
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El Maestro nos ha dejado un extenso bagaje de canciones (mas de 200), muchas anécdotas y un aporte cultural invaluable. Entre sus éxitos se encuentran: Candelaria, Maria de los Reyes, La Mica Prieta; Tres Golpes, Francia Elena, Déjala que Llore, La Escoba, La Maestranza, La Marucha, etc., que han permitido la identidad de un lugar y de una cultura. Dentro de folclore admiraba a: Juan Lara, José Lara, a José Camargo, a Gregorio Julio y a Teófilo Mendoza.

-Muerte del fundador:

Falleció el día 2 de Diciembre de 1988, como consecuencia de un derrame cerebral.

Analfabeta, de modales campesinos. Dicharachero y expansivo. Era el modelo ideal engendrado espontáneamente por el pueblo, dotado de talento arrollador, creatividad innata, dinamismo invencible para abrirse paso hacia cúspides de gloria que nunca alcanzan otros hombres pulidos y eruditos.
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Desde muy joven comenzó a amenizar las fiestas con canciones, décimas y centenares de versos.
Era dueño de una riqueza oral que desbordaba en conversaciones de hondo contenido poético y sabiduría popular.
Era un juglar. Un incansable propagador de alegría. Cumplió con brillo su misión de afirmar la primacía de su música terrígena y su folclore frente a la invasión de lo foráneo.
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Podemos reafirmar que fue de los símbolos de la defensa de los valores genuinos, estables del pueblo sanjacintero.
Desgraciadamente en los últimos años había sufrido varios quebrantos de salud que le tuvieron al borde de la muerte. Uno de ellos fue el ataque de trombosis que le dificultó el habla. Sin embargo, eso no impedía que decenas de personas lo visitasen diariamente y conversasen de cosas actuales y de antaño.
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El sábado 3 de Diciembre en las horas de la mañana, su ataúd fue llevado al son de lamentos de Gaita hasta el Palacio Municipal, en donde fue velado y allí los gaiteros, sus amigos entonaron sus canciones, aquellas que tanto amó, estaban seguros que su alma desde el cielo se los estaba agradeciendo.
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Su sepelio ha sido uno de los más concurridos que se recuerde en San Jacinto. Decenas de personas pugnaban por cargar el féretro rumbo hacia el cementerio del barrio “La Gloria” un poco más de las 4 de la tarde cuando el sol se debilitaba en el horizonte. Y por cosas del destino su sepultura quedó al lado de su amigo y colega Juan Lara.
Las gaitas siguieron sonando trenzada con llantos que salían de todas partes. Así se despedía al más grande folclorista de San Jacinto.


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